El pasado jueves, 22 de febrero, los pensionistas españoles salieron a la calle a protestar por la farsa que supone el aumento de un 0,25% en sus pensiones.
Este aumento espectacular es el mismo de los últimos años, y, encima, es comunicado por correo a los pensionistas con una carta personalizada que, por cierto, debe costar más dinero que lo que supone el aumento. Pero ya no los engañan más y se han plantado, han dicho basta ya a las mentiras, falsedades y medias verdades del Gobierno de la nación.
Sobre este tema va el artículo que el mismo jueves 22 de febrero Juan Soto Ivars publicó en El Confidencial
Juan Soto Ivars investiga la nueva censura, la corrección política y los linchamientos digitales en su último ensayo, ‘Arden las redes: la poscensura y el nuevo mundo digital’ (Debate).
«Putos viejos. Los adoro. Los admiro. Los amo. Hoy siembran las calles españolas de furia y de baba y de gritos y de ese ‘after shave’ de garrafón que gastan, me cago en diez. Miro las imágenes y las disfruto como en una película épica. Las permanentes recias con que esas señoras se adornan la cabeza son esculturas heroicas. Señoras que según el sistema no contribuyeron, como mi abuela, porque solo dedicaron su vida laboral a cocinar gratis, a limpiar los altillos gratis, a fregar el suelo gratis, a lavar la ropa gratis, a planchar la ropa gratis, a cuidar gratis.«
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Puedes leer el artículo completo en la pestaña Opinión de esta web de GuanyemSAB.
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«Los amo. Los amo de verdad. Mi yayo Juan sorteó las ruinas de la posguerra en una bicicleta y trajo con esa pobre bicicleta la prosperidad a su familia. Mi abuela Pepita convirtió el sueldo miserable de mi abuelo pescador en el sustrato sobre el que mi padre estudió su carrera de biológicas. Ellos son los protagonistas del auténtico milagro económico con que vosotros, miserables, endiosasteis a Rodrigo Rato.»
«Sois mis héroes, y cuando sea mayor, espero convertirme en puto viejo yo también.»
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